La incorporación de infraestructura ciclista dentro de la planificación urbana de la ciudad tiene múltiples beneficios debido a las alternativas que se generan como opción de transporte más allá de la utilización del automóvil privado.
Uno de los aspectos positivos de esta incorporación sustentable es el aspecto social, dentro de este se considera importante la equidad dentro del espacio público, donde personas de todas las condiciones puedan movilizarse sin ningún inconveniente con una infraestructura adecuada tanto como para el peatón, el ciclista o los vehículos motorizados.
En el aspecto económico de la ciudad, la implementación de estos espacios también ofrece varios beneficios, esto por el simple hecho de que cuando una persona se moviliza mediante su bicicleta, puede ver su entorno de otra manera, algo que no pasaría en un auto privado, debido a que estos viajes suelen ser de origen y destino, sin opción a detenerse y observar por ejemplo comercios locales que se encuentran en sus trayectos.
Otro aspecto que se mejora es el de la justicia social, que incluye reiteradamente el tema de la equidad dentro de los principales actores de la movilidad, es decir, los ciclistas y peatones deben tener los mismos derechos y los mismos espacios dentro de una avenida que una persona que va en automóvil.
En el plano ambiental los beneficios son mucho más evidentes, ya que al implementar infraestructura ciclistas dentro de la urbe, se fomenta el uso de la bicicleta y se reduce significativamente los gases de efecto invernadero.
De igual manera en cuestiones de salud pública existen beneficios a largo plazo, una población más activa reduciría los riesgos de contraer enfermedades generadas por el sedentarismo y eso es sin duda un aspecto que vale la pena recalcar.
Sin embargo, existen retos para los planificadores urbanos al momento de proponer incluir este tipo de infraestructuras dentro de las ciudades. En la siguiente entrevista, el Arquitecto Jorge Andrade, nos comenta cuales son esos obstáculos.