Socializar el ciclismo urbano y formas alternativas como transporte puede ayudar a disminuir muchos de los problemas que enfrentan las ciudades tales como la obesidad, la contaminación, la seguridad, la congestión vehicular y los accidentes de tránsito.
En general, las personas suelen rechazar lo nuevo, a lo que a su percepción, puede afectar o cambiar su estilo de vida. Por ejemplo, los comerciantes suelen oponerse a las medidas que controlan el uso del automóvil por temor a que su fuerza de producción disminuya.
Sin embargo, a nivel mundial se ha comprobado que la priorización a espacios para peatones lleva a mejores oportunidades de negocio convirtiendo así estas oportunidades en fortalezas del incremento en la economía.
Con frecuencia la ciudadanía piensa que que el progreso se percibe con la creación de más espacios o vías para los autos construyendo pasos elevados y más estacionamientos, por ende los vehículos están relacionados con cierta categoría de status y prosperidad mientras que la bicicleta se la suele asociar con niveles socio-económicos bajos o como una herramienta de uso deportivo.
Por lo tanto es importante desarrollar espacios donde las personas puedan acceder a un espacio de concienciación urbana y ambiental que fomente que dentro de las políticas públicas de mayor visibilización a los usuarios de la bicicleta y a los aspectos positivos ambientales que esta genera.
Es necesario que, se resalten todos los beneficios de crear nuevos hábitos en la movilidad, ya que no solamente la economía lo requiere sino que también nuestro planeta lo necesita de carácter urgente.
A continuación te mostramos la cifra que publicó la Organización Metereológica Mundial en 2019 acerca del dióxido de carbono que llega a los océanos: